Banderas de Cehegín
Cehegín
Ayuntamiento de España
Bandera
Cehegín
Localización de Cehegín en España.
Cehegín
Localización de Cehegín en la Zona de Murcia.
País España
• Com. autónoma Zona de Murcia
• Provincia Murcia
• Región Nordoeste
• Partido judicial Caravaca de la Cruz
Localización 38°05?33?N 1°47?56?OCoordenadas: 38°05?33?N 1°47?56?O
• Altitud quinientos setenta msnm
• Distancias trescientos noventa y uno km a la villa de Madrid
setenta y tres km a Murcia
ciento dieciocho km a Alicante
cien km a Albacete
ciento cincuenta y uno km a Almería
Superficie doscientos noventa y 2 con siete km²
Población quince mil setecientos noventa y cuatro hab. (dos mil quince)
• Densidad cincuenta y cuatro con cincuenta y uno hab./km²
Gentilicio ceheginero, -ra
Distrito postal treinta cuatrocientos treinta
Regidor (dos mil quince) José Rafael Rocamora Gabarrón (PSRM-Partido Socialista Obrero Español)
Hermanada con Mataró
Patrona Virgen de las Maravillas
(diez de septiembre)
Sitio cehegin.es
Cehegín es un ayuntamiento de España de la Zona de Murcia, ubicado en la Región del Nordoeste que cuenta con quince y setecientos noventa y cuatro habitantes (Instituto Nacional de Estadística dos mil quince).
Ubicada en el corazón de la región murciana del Nordoeste, el ayuntamiento de Cehegín, con sus fértiles y extensas tierras, ha sido el sitio escogido por diferentes etnias para ser morada de sus pobladores desde los tiempos más recónditos.
Los restos de otras etnias se remontan a la prehistoria, a sus pinturas rupestres pertenecientes al arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica. No obstante, iberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos asimismo dejaron sus testimonios en su travesía por la historia de la urbe de Cehegín.
El paso de estas civilizaciones ha ido dejando huella en esta tierra, lo que ha hecho posible que, con el trascurrir de los siglos, se cuente hoy en día con un patrimonio riquísimo en sus diferentes manifestaciones.
En mil novecientos ochenta y dos el Casco Viejo de Cehegín fue declarado Conjunto Histórico por el Ministerio de Cultura de España.
Historia
El primer asentamiento de Cehegín
En el frente más escarpado de la Peña Rubia de Cehegín, un enorme macizo de tierra caliza al Sudoeste de la urbe, se ubican las grutas con pinturas rupestres y yacimientos con una antigüedad de cuatro mil cuatrocientos años. Las pinturas rupestres que se mientan se hallan en las grutas llamadas “Siete Pisos” y “Del humo”.
En ellas existen restos de diferentes etnias, que arrancan en el eneolítico. Las pinturas rupestres fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el último mes del año de mil novecientos noventa y ocho, así como las del resto de la Zona de Murcia y del Arco Levantino de la península ibérica.
Otras etnias y la aparición de Begastri
Aparte de las pinturas rupestres eneolíticas, el ayuntamiento de Cehegín asimismo cuenta con vestigios de etnias siguientes que decidieron asentarse en sus fértiles suelos.
En exactamente la misma Peña Rubia se han encontrado enterramientos colectivos pertenecientes al periodo calcolítico.
Asimismo se han hallado poblados argáricos del Bronce final en la Sierra de la Puerta, o bien en el Cabezo del Trigo.
No obstante, fue en temporada ibera cuando brotó una de las primordiales concentraciones urbanas del planeta tradicional en la región, Begastri. Los restos de porcelana ibera encontrados testimonian su origen en los tiempos de esta cultura.
Los romanos dueños de Begastri
Tras la conquista romana de Hispania, finalizada la segunda guerra púnica, el asentamiento de Begastri pasó a ser elevado a la categoría de Ayuntamiento Romano, lo que llevó consigo la construcción de abundantes edificios de temporada tradicional. Siendo en esta temporada una de las primordiales urbes del sudeste de España.
Los restos de estas construcciones se pueden comprobar el día de hoy desperdigadas por el cerro del yacimiento arqueológico, o bien insertados en las murallas de la urbe.
En un instante determinado de su historia, Cehegín se vio enfrentada a una situación límite. Tal encrucijada llevó a sus habitantes a decidir la destrucción de casi la totalidad de la urbe para edificar una círculo de ingentes murallas que les sirviesen de defensa.
No se han podido especificar los riesgos que avizoraban a Cehegín, mas se considera que pudieron ser las incursiones salvajes del siglo III d. de C. de francos y alamanes. Asimismo se ha querido ver cierto riesgo a principios del siglo V, cuando los salvajes rompen el limes del Rhin y 3 años después (cuatrocientos nueve) cruzan los Pirineos y siembran todas y cada una de las Hispanias de terror y desolación.
Los visigodos y el esplendor de Begastri
Tras la toma de Cartagena por vándalos y alanos en el año cuatrocientos veinticinco d. de C., se considera finalizada la dominación romana de la Península.
Se abandonó la cátedra episcopal de Cartagena y Begastri llegó a lograr la condición de sede episcopal a lo largo del siglo VI, en concreto desde el año 560. Era la contraparte visigoda a la sede cartaginense, controlada por los bizantinos.
De esta temporada están documentados sus obispos Vitalis y Acrusminus, erigiendo basílicas dentro de la urbe. Asimismo se conocen múltiples nombres más que asistieron a los concilios de Toledo a lo largo del siglo VII. De esta temporada data asimismo uno de los descubrimientos más esenciales efectuados en Begastri, la Cruz Monogramática de Begastri.
No obstante, desde el año seiscientos ochenta y ocho no asisten más obispos de Begastri a Toledo y no vuelve a aparecer en los documentos hasta el año setecientos trece en el acuerdo de Teodomiro. Se trata de la rendición de Begastri, al lado de otras urbes del sudeste de España, a los conquistadores árabes, suponiéndosele por aquellos años una pérdida política, social y religiosa a la urbe visigótica.
Esta referencia a Begastri es recogida en una de las versiones de lo que es conocido como Acuerdo de Tudmir (o bien Acuerdo de Teodomiro)en el que múltiples urbes (Orihuela, Villena, Alicante, Mula, Begastri, Ello y Lorca) alcanzan un acuerdo con el Califato Omeya, a través de el que podían sostener el control de sus territorios y seguir practicando su fe cristiana, estableciéndose la contraprestación de abonar algunos impuestos, no cooperar con los contrincantes del Califato y dar a los traidores que quisiesen cobijarse en estas urbes. En consecuencia estas urbes y los territorios que controlaban sostuvieron su autonomía hasta el año ochocientos veinticinco, en que tras una revuelta, pasaron a ser controladas por completo por las autoridades omeyas.
Desde ese instante Cehegín pasaría a estar controlada por el Califato.
La conquista musulmana del territorio y la decadencia de Begastri
En el año setecientos trece se generó la llegada de los musulmanes a las presentes tierras de la Zona Murciana. Es esos instantes se firmó el Tratado de Tudmir, por el que los invasores respetaban las tradiciones y las posesiones visigodas a cambio de obediencia, tributo y la cesión de 7 urbes. Una de ellas era la mítica Begastri.
Cuando los musulmanes llegaron a Begastri no se asentaron en exactamente la misma urbe, sino decidieron edificar la suya propia muy cerca del viejo emplazamiento.
La tribu que allá se estableció, los zenehegíes, lo hizo en el cabezo del Puntarrón, con la meta de supervisar el val del río Argos y la ciudadela blanca de Begastri. Este fue el germen del presente Cehegín. Los vecinos se trasladaron poquito a poco cara este emplazamiento.
El trasvase de población, acelerado con la rotura del acuerdo de Teodomiro en el año setecientos ochenta y nueve, hizo que Begastri se transformara en comunidad mozárabe. Los habitantes que optaron por no marchar del asentamiento reordenaron su vida haciéndose hueco entre los restos de la vieja y ruinosa urbe. Ocuparon el viejo solar durante los siglos IX y X, y tal vez en alguna medida prosiguieron habitándolo a lo largo de todo el tiempo del dominio de Al-Ándalus.
La reconquista castellana y la nueva Cehegín
En el segundo tercio del siglo XIII el avance cristiano cara el sur peninsular se presentaba irrefrenable. Fruto de tal avance fue la sumisión del Reino de Murcia a la Corona de Castilla, bajo el régimen de protectorado tras el Pacto de Alcaraz de mil doscientos cuarenta y tres.
Empezaron los asentamientos de los primeros cristianos en Cehegín, específicamente en la presente pedanía de Canara, concedida como señorío a Pedro Meléndez Fan.
En mil doscientos sesenta y cuatro revienta en el Reino de Murcia la rebelión mudéjar a consecuencia del progresivo incumplimiento de las cláusulas del Tratado de Alcaraz por Alfonso X. Un par de años después el alzamiento fue sofocado y como recompensa por su ayuda, el Sabio donó Cehegín, al lado de Bullas y Caravaca de la Cruz, a la Orden del Temple.
No obstante, la sofocación del enfrentamiento y la siguiente opresión hizo huir a los habitantes musulmanes del territorio de Cehegín, que a fines del siglo XIII y principios del XIV estaba plenamente despoblado. El descalabro de la repoblación cristiana emprendida hizo que fuera, al lado de Bullas, anexada a Caravaca de la Cruz como aldea. Esta última aseveración ha sido puesta en duda por el medievalista Torres Fontes que resta eficiencia al orden que establecía la dependencia jurisdiccional de Cehegín con respecto a Caravaca, llegando a aseverar que jamás tuvo vigencia tal predisposición. En concejo ceheginero sostendría en esta línea en distintos instantes que jamás dependió del concejo caravaqueño.
Tras la desaparición de los templarios en mil trescientos doce y consecutivos avatares, la confía de Caravaca, y con ella Cehegín y Bullas, fue a parar a las manos de otra Orden Militar, en un caso así la de la ciudad de Santiago, en mil trescientos cuarenta y cuatro.
No obstante, el señorío santiaguista de Cehegín ya se había estrenado años atrás, cuando en mil trescientos treinta y cinco la Orden adquirió el señorío de Canara a su dueño Hurtado Ruiz de Gamarra.
Fue en esta segunda mitad del siglo XIV cuando Cehegín empezó a percibir moradores, aún escasísimos debido a la situación de frontera con el reino nazarí de Granada, y a las epidemias de peste que arrasaron Murcia en la segunda mitad de la centuria.
Se hizo preciso reconstruir la imagen de la villa con nuevas iglesias y edificios. La vieja Begastri se fue transformando en el Cabezo de las Ruinas (¿Cabezo Roenas?) del que se sacaron los materiales.
El ascenso poblacional y también relevancia de la villa aumentó a lo largo de la centuria siguiente, hasta el punto que Alonso Fajardo «El Bravo» decide incluirla en sus señoríos conquistados en la rebelión que emprende por el control del Reino contra el adelantado murciano su primo Pedro Fajardo.
Despegue al desaparecer la frontera con el Reino nazarí de Granada
Cuando Granada cae en manos castellanas, en el año mil cuatrocientos noventa y dos, el Reino de Murcia vio desaparecer con esto el más esencial freno a su desarrollo: la frontera y la guerra. Cehegín, ubicada en primera línea de frontera, no fue una salvedad. Tras la temporada de Al-Ándalus medró demográficamente de modo increíble, llegando prácticamente a plegar su población al acabar la centuria. Se pasó de prácticamente tres mil habitantes a fines del siglo XV, a los cinco mil individuos de los últimos tiempos del XVI.
Este incremento poblacional se vio retroalimentado por el aumento en las roturaciones agrícolas, y la expansión de la cabaña ganadera, consecuencias de la extinción de la marca fronteriza.
Fue en estos años cuando empezaron las rivalidades con la vecina Caravaca de la Cruz por la despoblación de Canara, que se integró en Cehegín buscando la protección de sus huertas, conminadas por los ganaderos caravaqueños.
Con el propósito de la guerra la población puede salir de la muralla perimetral y la urbe se amplía y se embellece. Se edificaron diferentes edificios, sobre todo religiosos, como las Iglesias de la Soledad, Concepción, la Magdalena, o bien la Iglesia del Beato Cristo del siglo XVI, y el Convento franciscano de San Esteban del siglo XVII.
La crisis que siempre y en todo momento se le ha supuesto al Reino de Murcia y a toda España en esta centuria, semeja que no afectó de manera significativa a Cehegín. Pese al apetito que se sufrió a consecuencia de las epidemias de peste, las plagas, y las guerras de la Corona; la verdad es que la villa siguió con su tendencia alcista en el número de habitantes.
Si quizás, el único punto negro fue la pérdida de la aldea de Bullas, que se independizó de Cehegín en mil seiscientos ochenta y nueve.