Banderas de Cabra (Córdoba)
Cabra
Ayuntamiento de España
Bandera
Cabra
Localización de Cabra en España.
Cabra
Localización de Cabra en la provincia de Córdoba.
País España
• Com. autónoma Andalucía
• Provincia Córdoba
• Región Subbética cordobesa
• Partido judicial Cabra
Localización 37°28?19?N 4°26?01?OCoordenadas: 37°28?19?N 4°26?01?O
• Altitud cuatrocientos cincuenta y ocho msnm
• Distancia setenta y dos km a Córdoba
Superficie doscientos veintiocho km²
Población veinte ochocientos treinta y siete hab. (dos mil quince)
• Densidad noventa y dos con once hab./km²
Gentilicio egabrense
Apartado de correos catorce mil novecientos cuarenta
Regidor (dos mil once) Fernando Priego Chacón (Partido Popular)
Patrón San Rodrigo Mártir
Patrona Virgen de la Sierra
Sitio www.cabra.es
Cabra es un ayuntamiento de España de la provincia de Córdoba, Andalucía. Su término municipal se ubica prácticamente en el centro geográfico de Andalucía, al pie de las Sierras Subbéticas, y es llamado Puerta del Parque Natural del mismo nombre, con lo que resalta su gran valor geológico y natural. La «Muy Ilustre y Fiel Urbe de Cabra» es desde viejo, un ayuntamiento singular, lleno de rincones y atractivos turísticos influidos por la cultura de Andalucía, sobre todo en su arquitectura, tiene una rica gastronomía y una gran cantidad de tradiciones que se sostienen merced al empeño y dedicación de sus habitantes.
Su economía está eminentemente sostenida por el cultivo del olivo, puesto que el ochenta y cinco por ciento de las tierras labradas están dedicadas al olivar. Resalta asimismo la oferta de turismo rural, que de año en año atrae a multitud de visitantes.
Contexto
La vieja Egabro nace en el baluarte de la confluencia del río Cabra y del arroyo de la Tejera, entre manantiales, ciertos de ellos el día de hoy ocultos. Tras la reconquista fue bautizada con el nombre de Cabra, si bien a lo largo de la conquista musulmana de la península ibérica ya era famosa por su nombre actual, Qabra.
En el mes de enero del año dos mil catorce contaba con veintiuno y uno habitantes, conforme el Instituto Nacional de Estadística. Tiene una extensión superficial de doscientos veintiocho km² (veintidos y ochocientos ochenta y ocho ha) y una densidad de población de noventa y dos con once hab/km².
Sus coordenadas geográficas son 37º 28′ N, 4º 26′ O bien. Se halla ubicada al sur de la provincia de Córdoba, a unos setenta y dos km de la capital, siendo considerada el centro geográfico de Andalucía. Se alcanzan los mil doscientos veintitres msnm, en el Picacho de la Virgen de la Sierra, estando ubicado el mínimo nivel en las Huertas Bajas, a trescientos diez msnm, en la unión del río Cabra y el río Santa María, y estando el núcleo urbano primordial a una altitud de cuatrocientos cincuenta y dos msnm.
Historia
Edad Vieja
Asentada la villa de Licabrum en el corazón del país, que habitaran en otros tiempos los Turdetanos Béticos, descendientes de Tartessos, de quienes tantas y semejantes maravillas de saber y riquezas nos refieren Plinio el Viejo y Estrabón, donde ciertos autores aseguran que los helenos construyeron un magnífico templo dedicado a la diosa Fortuna.
En el año doscientos dieciocho a. de C., los romanos invadieron Hispania y desembarcaron en la Península Ibérica con la pretensión de agredir la retaguardia del todopoderoso cartaginés Aníbal, que en aquellos instantes acosaba a exactamente la misma Roma tras atravesar los Alpes, en su conocida gesta efectuada con elefantes. La ofensiva romana sobre Hispania resultó irrefrenable. El ejército cartaginés se debió replegar cara la Bética. Publio Cornelio Escipión, el Africano Mayor, conquista el val del Guadalquivir.
En el doscientos seis a. de C. se genera la última gran batalla en suelo hispano entre cartagineses y romanos en la batalla de Ilipa, actual Alcalá del Río Sevilla, donde el ejército cartaginés quedó claramente destruido. En esta batalla participaron unos sesenta soldados iberos, contricantes en los dos bandos, quizás entre ellos hubo ciertos egabrenses, a juzgar por la siguiente reacción de la ciudad de Roma , podríamos adivinar hasta el bando en el que participaron. Una vez sometidos los cartagineses, el general romano Cayo Flaminio, asedió y conquistó la rica urbe de Licabrum, haciendo preso a su rey el caudillo Corribilo (ciento noventa y siete a. de C.), sic Valerio Antias.
et in utraque Hispania eo anno res prosperae gestae; nam et C. Flaminius oppidum Licabrum munitum opulem tumque uineis expugnauit et nobilem regulum Corribilonem uiuum cepit.
Wright (dos mil ocho)
Licabrum participó en la rebelión contra Roma. Tito Livio la considera como Oppidum, opulenta y bien fortificada.
Después los romanos la llamaron «Igabrum». La población se desarrolló de manera notable y fue nombrada Magnum Municipium. Los geógrafos romanos la citan siempre y en toda circunstancia como una de las primordiales urbes de la Bética y ciertas lápidas encontradas testimonian que el nombre geográfico de la población fue «Igabrum Municipium Flavium»; dictado este, o bien apodo, que debió a la munificencia del emperador Vespasiano
diecisiete de marzo del año cuarenta y cinco a. C.: Como todas y cada una de las urbes de su ambiente, se ve envuelta en la Segunda Guerra Civil de la República de la ciudad de Roma entre Julio César y los pompeyanos, con la última batalla, la de Munda en sus cercanías. En De hermoso Hispaniensi (Sobre la guerra de Hispania) Julio Cesar nos habla del «campus mundensis»: Ulía (Montemayor), Ategua (Ategua), Urso (Osuna), Ventipo (Casariche) …
En el siglo I de la Era Cristiana Igabrum se adhiere al convento jurídico astigitano, Conventvs Ivridicvs XIV Astigitanvs uno de los 4 de la provincia romana de la Bética.
En el siglo III Igabrum fue de las primeras urbes hispanas en percibir el cristianismo, y aparece ya como sede episcopal a principios del siglo IV. Se preservan noticias de múltiples de sus obispos: Sinagio, que asistió al Concilio Iliberitano; Juan, que subscribió el III Concilio de Toledo; Deodato, Bacanda, Gratino y Constantino, que vivieron en el siglo VII. Es tradición que la vieja iglesia de San Juan Bautista del Cerro fue sede de la catedral en aquella temporada, diríase que construida sobre un viejo templo dedicado a la diosa Fortuna. Actualmente Reginald Michael Cawcutt, prelados retirado de Urbe del Cabo, está designado de forma protocolaria como Prelados de Igabrum.
Contó asimismo con un templo dedicado a Apolo y con un esencial acueducto de 5 millas, construido por Marco Cornelio Novano Bebio Balbo, flamen provincial y prefecto del instituto de los ingenieros de Igabrum y descendiente de la familia Balbo. En la Fuente del Río de Cabra puede verse la reproducción de la lápida dedicada a este acueducto. Y como muchas poblaciones de la Bética romana contó con una esencial población judía.
Alta Edad Media
Con la caída del Imperio Romano, Cabra se transformó en un esencial centro del reino visigodo, ahora llamada Egabro, que fue condado y obispado entre los siglos VI y VIII, con unos límites aproximados por el norte hasta las presentes Espéculo o bien Lopera, por el sur hasta Benamejí o bien Antequera y por el oeste hasta Puente Genil, en una temporada que la urbe debió ser, conforme todos y cada uno de los rastros, uno de los centros de poder del sur de Hispania.
En la batalla del Guadalete, perdió el rey Rodrigo su reino. Tras una veloz conquista basada en los tratados y pactos, se impuso el reinado árabe en la península. En esta temporada es cuando evoluciona a su actual nombre, Qabra (????), capital de una extensa Cora (división territorial) que englobaba una buena parte de los presentes pueblos lindantes. La pervivencia de la sede obispal cristiana se extendería en la temporada musulmana, quizás hasta la invasión de los almohades, con obispos como Recafredo y Reculfo.
Las diferencias socioeconómicas entre musulmanes y cristianos produjeron usuales tensiones en el siglo IX. Cara el año ochocientos ochenta y nueve, Qabra aparece implicada en la rebelión de los cristiano-mozárabes y muladíes del caudillo Omar ibn Hafsún (de nombre Samuel en cristiano) y que al frente de estos la anexa a su causa. Omar ibn Hafsún controló a lo largo de cincuenta años un área fundamental de Andalucía y estuvo a puntito de derrotar a los omeyas, llegando hasta prácticamente las puertas de Córdoba. Fue derrotado en Poley (Aguilar de la Frontera) y su hijo pudo mantener su reino, con capital en Bobastro, hasta el momento en que Abderramán III en el novecientos veintiocho les forzó al destierro.
Y en el siglo XI, con la caída del Califato de Córdoba (año mil treinta y uno) abundan los reinos de taifas y en esta temporada Cabra pasa a depender de la Taifa de Granada. Tras la desmembración, a lo largo de la llamada guerra de los berberiscos, los judíos, defensores de la legitimidad omeya sufrieron la venganza de los bereberes. Los judíos bajo el poder musulmán desempeñaron un papel protagonista en la política, la cultura y los negocios, viviendo largas temporadas de esplendor, que sin embargo, estuvieron marcadas por múltiples persecuciones, que desembocaron en matanzas como las de Granada mil sesenta y seis y Córdoba mil trece.
Con Alfonso VI las Taifas de Granada y Sevilla se transforman en fedatarias de Castilla. En el año mil setenta y nueve tuvo sitio en Cabra el legendario combate en el que el Cid Campeador a cargo de tropas castellanas de Alfonso VI al lado de las del rey hispalense al-Mutamid lucharon contra los norteafricanos ziríes establecidos en Granada. Mio Cid, Rodrigo Díaz de Vivar venció al rey zirí Abd’Allah de Granada en la Batalla de Cabra y en su castillo mesó de las barbas a García Ordóñez, origen del Cantar de mio Cid.
El rey zirí Abd’Allah de Granada al lado de los reyes taifas de Sevilla y Badajoz presionados por las parias, piden el socorro de los almorávides, norteafricanos de origen senegalés. Los norteafricanos entran en la península Ibérica en el mil ochenta y seis, derrotan al rey castellano-leonés Alfonso VI en la batalla de Sagrajas o bien Zalaca, cerca de Badajoz.
Los almorávides norteafricanos, no contentos con esto y viendo la debilidad de los reinos taifas por las continuas disputas entre ellos mismos, se encaran a sus anfitriones reyes taifas y los derrotan. Cabra va a ser conquistada por los almorávides cara el año mil noventa.
Cara mil ciento veinticuatro el rey Alfonso I de Aragón, conociendo la insatisfacción de la abundante población cristiano-mozárabe, frente al incremento del fanatismo religioso de la nueva corriente religiosa norteafricana almorávide, empieza una expedición militar por Andalucía, recorre Alcalá la Real, Luque, Baena, Écija, Cabra y Lucena donde vence a Abu Bakr, hijo del emir Ali ibn Yusuf en Arnisol, Arinzol o bien Aranzuel, conforme las fuentes, actual Anzur (el día de hoy del ayuntamiento de Puente Genil), el diez de marzo de mil ciento veintiseis. Acompañado de abundantes cristiano-mozárabes liberados, tal vez entre ellos ciertos egabrenses, retorna al reino de Aragón donde se asientan. Los mozárabes de al-Andalus que no escaparon a Aragón, en represalia, serían castigados fuertemente y en su mayoría deportados a Marruecos esto supuso la desaparición de todos y cada uno de los cristianos en las zonas urbanas en el territorio musulmán.
Y en mil ciento cuarenta y ocho, del mismo modo que las poblaciones de esta región, fue invadida por los norteafricanos almohades y frente a la negativa de los judíos egabrenses de transformarse al Islam fueron castigados. Los supervivientes se dirigieron cara el norte encontrando en Toledo la tolerancia precisa para erigir otra comunidad donde la cultura judía pudo desarrollarse en gran forma.