Banderas de Ballesteros de Calatrava
Ballesteros de Calatrava
Ayuntamiento de España
Bandera
Ballesteros de Calatrava
País España
• Com. autónoma Castilla-La Mácula
• Provincia Urbe Real
• Región Campo de Calatrava
Localización 38°50?14?N 3°56?36?OCoordenadas: 38°50?14?N 3°56?36?O
• Altitud seiscientos diez msnm
• Distancia veinte km a Urbe Real
Superficie cincuenta y 7 con ochenta y tres km²
Población cuatrocientos dieciseis hab. (dos mil quince)
• Densidad siete con cuatro hab./km²
Gentilicio ballesteranos/nas
Apartado de correos trece mil cuatrocientos treinta y dos
Regidor (dos mil siete) Juan Carlos Moraleda Herrera
Sitio Página del Municipio
Ballesteros de Calatrava es un ayuntamiento de España de la provincia de Urbe Real, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mácula. Tiene una superficie de cincuenta y 7 con ochenta y tres km² con una población de cuatrocientos dieciseis habitantes (Instituto Nacional de Estadística dos mil quince) y una densidad de siete con cuatro hab/km².
Historia
En su término municipal son usuales los vestigios arqueológicos que acreditan el doblamiento de sus tierras desde la Edad del Bronce. Múltiples son los yacimientos detectados y conocidos si bien jamás se haya procedido a las excavaciones metódicas que su interés demanda.
De la temporada romana se han encontrado numerosas monedas acuñadas en diferentes ayuntamientos hispano-romanos, muchas de ellas al extraer los cimientos de la ermita de San Bartolomé, ubicada en lo que llaman el Pedazo del Beato, a la espalda del presente camposanto. Entre las más inteligibles hay una que procede de Clunia (Coruña del Conde) y otra de Calagurris (Calahorra). Otras han sido halladas en el lugar llamado la Halconera y extramuros de la población, en el Paluzar. Asimismo hay restos en el Castillejo, cerro Lucero, Peña el Miradero y el Hituro.
En las Relaciones topográficas de Felipe II de mil quinientos setenta y cinco se hace mención de que las construcciones viejos que en el término hay son: el Castillar, Peña el Miradero y el Hituro, que tienen señal que en otros tiempos fueron atalayas. Ballesteros como toda la zona de Calatrava, pertenecía al Califato de Córdoba, pasando a depender en el siglo XI de Toledo, cristianizándose en el siglo XII con la Reconquista.
Iglesia de Nuestra Señora la Virgen de la Consolación
Es un edificio de una sola nave con cabecera de ábside poligonal, la que es el único resto que se conserva de la primitiva construcción, que se hundió en mil ochocientos sesenta y uno. Es interesante la portada plateresca decorada con medallones de San Pedro y San Pablo, candelieri y un arco apuntado, elemento muy anticuado. En el interior se preservan restos de un artesonado seguramente de estilo mudéjar.
Probablemente sea del mismo origen que el del pueblo, del siglo XIV. Se hundió una parte y se reconstruyó en mil ochocientos sesenta y uno. Piedra labrada y sin labrar, mampostería, madera y teja porcelana. En el Museo Diocesano de Urbe Real se hallan ciertas imágenes provenientes de esta parroquia. La construcción acusa una enorme repercusión mudéjar.
Palacio de la Serna
Situación del palacio en un espacio volcánico
El Palacio de la Serna de Ballesteros de Calatrava se halla situado en un espacio natural de peculiaridades especiales. El Campo de Calatrava es una extensa región natural definida por su realidad geográfica y también histórica. En esta región desarrolló su actividad la Orden de Calatrava a lo largo de 7 siglos a consecuencia de las cesiones que Sancho III de Castilla efectuó frente a la imposibilidad de defenderlos del ataque de los almohades. Para hacer esta labor, el abad Raimundo de Fitero y fray Diego Velásquez crearon en el año mil ciento cincuenta y ocho la orden religioso-militar de Calatrava.
La región tiene un enorme interés geomorfológico y paisajístico por su relieve volcánico. Tiene un elevado número de volcanes (más de 100), abundantes “mecanismos eruptivos” y “formas ejemplares”. Existen aparatos volcánicos llamados maares o bien cráteres explosivos que tienen en su interior conjuntos lacustres de enorme interés ecológico. Aparecen en la zona manantiales termales conocidos como “hervideros” o bien “fuentes” de agua agria por su alto contenido de anhídrido carbónico acompañado de hidróxidos de hierro y manganeso.
Los suelos naturales generados desde los materiales volcánicos son fértiles, por lo que han sido aprovechados para el cultivo de cereales. Los materiales explosivos y lávicos se emplean como material de mampostería, empedrado, etcétera Desde mil novecientos sesenta y cuatro se genera una extracción masiva de piroclastos usados como áridos, balastro para obras de infraestructura, y sobre todo, como aditivo de cementos puzolánicos.
El Campo de Calatrava está limitado al norte y nordoeste por las estribaciones meridionales de los montes de Toledo, al sur con los vales de Alcudia y Ojailén y al nordoeste y levante por La Mácula y el Campo de Montiel.
En el conjunto del Campo de Calatrava cabe destacar como elementos singulares:
Los “maares” que forman un conjunto de cráteres explosivos en la Sierra de Medias Lunas ubicado al sudoeste de Valverde. El maar Posadilla-Portillo es el más conocido.
“Aparatos volcánicos mixtos simples” (generados desde mecanismos eruptivos estrombolianos) con conos piroclásticos coronados por cráteres circulares o bien desportillados con extensas coladas lávicas planas (pahoheoe). Son interesantes las de La Yezosa (Almagro), Peñarroya (Alcolea de Calatrava), Columba (Calzada-Granátula de Calatrava) y La Conejera (Ballesteros de Calatrava).
“Red de manantiales termales” como los de Fuensanta, Fontecha, Sacristanía, San Cristóbal y Villar del Pozo.
El vulcanismo del Campo de Calatrava tiene una primera etapa de capacitación en el Mioceno Superior (ochenta y cinco a sesenta y cinco millones de años) de escasas dimensiones y otra más esencial que va desde el Plioceno medio-superior (cuatro.5 millones de años) hasta el cuaternario (Pleistoceno medio-inferior).
Los materiales son muy homogéneos con productos ultrabásicos y básicos alcalinos distribuidos en bandas. Los basaltos ocupan una banda central en dirección nornoroeste-sursuroeste y la “nefelinitas y melititas” en áreas laterales marginales.
En Ballesteros de Calatrava existen:
Un volcán de lava monogénico formado por mecanismos eruptivos muy efusivos y compuestos por coladas lávicas en “La Atalaya”.
Volcanes mixtos simples formados por mecanismos eruptivos estrombolianos en el centro eruptivo de La Conejera.
Consta de conos piroclásticos de enormes dimensiones (con alturas de setenta a ciento treinta metros) coronados por pequeños cráteres circulares o bien en herradura por los que se han emitido coladas de gran desarrollo longitudinal (La Conejera tiene unos cuatro quilómetros). Se generan modificaciones en el perfil de los vales como ocurre en el Tapujar, cuyo cauce se rellenó y desvió por coladas lávicas procedentes del volcán de La Conejera.
La estructura volcánica que rodea a Ballesteros de Calatrava forma un paisaje singular por sus colores y formas que semejan empapadas de su evolución geológica y de su pasado histórico.
El palacio y su relación con las confías
En mil ciento cincuenta y ocho el abad Raimundo de Fitero, al frente de sus tropas de frailes cistercienses, asistió a la llamada de Sancho III de Castilla para proteger el castillo de Calatrava la Nueva que era el punto más esencial de la cuenca del río Guadiana. Los frailes toman posesión de la fortaleza árabe de Qal´at Rabah (castillo de las Ganancias).
El asentamiento de los calatravos convirtió la vieja fortaleza musulmana en un castillo convento. Las extensas “tierras de nadie” propiedad de la Corona de Castilla llevaron a estas a su donación a las órdenes militares en régimen de señorío. Las Órdenes garantizaban la defensa de los territorios y favorecían su poblamiento.
La Orden de Calatrava se funda en mil ciento cincuenta y ocho para expulsar a los invasores del territorio y para favorecer su repoblación. En su primera etapa de funcionamiento acabará con la muerte del último maestre en mil cuatrocientos ochenta y siete. Pasada una primera etapa reconquistadora que puede considerarse finalizada en el primer cuarto del siglo XIII, empieza la eficaz administración del territorio por la Orden con el establecimiento de su cabecera en el castillo de Calatrava la Nueva delante el mural protector de Sierra Morena, la creación de las confías en este campo y de organismos administrativos propios de las órdenes militares.
Cada confía estuvo en su origen establecida sobre un castillo cuyo mantenimiento era su primordial carga económica y la razón de ser de su fundación, mas en paralelo debía velar por la iglesia y su culto, puesto que en su cercanía se iba formando la población.
La Orden se organizaba en su estructura con las 5 dignidades y 27 confías. Las órdenes militares tienen relevancia para la ordenación del territorio y el desarrollo de la economía, y desde las confías, como centros administrativos, manan las indicaciones para un desarrollo eficiente de la agricultura y la ganadería.
La confía está dirigida por un comendador, encomendero o bien encargado, cargo de por vida designado por el maestre quien nombraba a un hombre especialista en armas con cierto número de lanzas aparte de un regidor y administrador de las rentas asignadas para el mantenimiento de la confía. Con el tiempo el castillo es reemplazado por la casa-confía construida dentro del pueblo y la ermita sustituida por la iglesia.
Los comendadores deben dirigir los recursos de la Orden en un determinado campo geográfico: la confía que dependía de una casa puesta bajo su autoridad, al tiempo gozaba de sus rentas y por contrapartida tenían preparado un determinado número de lanzas en razón directa de las rentas de la confía. Al comienzo, los comendadores radicaban en su encomienda; y cuando la costumbre fue degenerando, se les fuerzo a vivir en exactamente la misma 4 meses por año, imponiéndoseles sanciones, de no cumplirlo, a no ser, que a propósito periodo, estuvieran exentos a raíz de alguna misión que les hubiese sido encomendada.
El Maestrazgo se incorpora a la Corona de Castilla a fines del siglo XV empezando a emplearse por el estado sus recursos privativos, reflejando en el alquiler de las rentas el maestrazgo y la enajenación de patrimonios de confías. Desde el siglo XIV la Orden comercializa el mercurio de las minas de Almadén atrayendo la atención de mercaderes dedicados al comercio del azogue. Este negocio y el de la lana atraerán la presencia del capital de la familia Fugger de Augsburgo.
El Maestrazgo de la Orden de Calatrava pasa a la Corona de Castilla en mil cuatrocientos ochenta y cinco. En mil quinientos treinta y dos Carlos I alquila la explotación de las minas de Almadén y las pertinentes a las rentas de los maestrazgos pertenecientes a la Orden de Calatrava a los Fugger. Los Fugger edificaron un almacén en Almagro efectuado por alarifes musulmanes para desarrollar las tareas administrativas y de distribución en lo que el día de hoy se llama “Palacio de los Fúcares”.
A lo largo del siglo XVI van incrementando las contribuciones directas demandadas por la Orden, como el subsidio eclesiástico y la gracia del excusado, mas en la reforma tributaria de mil seiscientos treinta y uno, el conde-duque de Olivares cambió las lanzas de cada jerarquía y la confía debía sostenerse de pie de guerra por su equivalente metálico y además se implantó la Annata en todos y cada posesión. Los títulos de las confías pasaron a concederse por la Corona como premio o bien compensación de misiones desempeñadas a favor suyo, si bien en el siglo XVI y XVII eran de carácter militar y en el siglo XVIII se usan para mantener las casas de los infantes o bien para servir como pensiones o bien clases pasivas del estamento militar.
Los titulares de las confías debían someterse a las formalidades de pertenecer a una Orden religiosa. La primordial obligación de la confía era servir al rey con las lanzas encomendadas, radicar en las casas de la confía por lo menos un par de meses por año, cobijar a los visitadores canónigos, realizar las reparaciones que mandasen los visitadores en el plazo de un año, llevar el libro de cuentas y no enajenar los recursos inmuebles sin permiso del cabildo. La confía tenía rentas que procedían de los diezmos que recaían sobre todo lo cosechado y producido por la ganadería, las primicias, dehesas, sernas, censos, rentas y juros.
A mediados del siglo XVIII el Papa autoriza la enajenación de recursos del maestrazgo que se tradujo en el intento de desamortización del Val de Alcudia. Ciertas pequeñas confías llamadas “pingües” pasaron a ser sostenedoras de las casas de los infantes. A mediados del siglo XIX se eliminarán las confías.